31 de enero de 2011

La educación como negocio. Qué se esconde tras los libros de texto

Educación y libros de texto

Existe un viejo dicho en el ámbito educativo, utilizado para hacer ver el inmovilismo didáctico, que dice algo así como que si alguien del Siglo XVIII apareciera hoy día en nuestra sociedad, uno de los pocos lugares que reconocería sería una escuela.

En general, poco se ha cambiado en cuanto al contexto, roles y actuaciones de los protagonistas en el proceso de enseñanza y aprendizaje. Seguimos con el docente que habla y los estudiantes que oyen, la pizarra, las tizas, las mesas individuales mirando hacia el frente... y de repente el docente dice "abrimos el libro de matemáticas por la página 40" y el alumnado obedece y ese fantástico libro con dibujos a color y ejercicios de fracciones que nada tiene que ver con la realidad de los jóvenes se vuelve a poner en el centro del proceso, como si fuera una barrera infranqueable entre la interacción directa entre docente y discentes o más bien, entre el alumnado y el mundo real.

Ahí está de nuevo, un libro de texto que muestra "la verdad", con los contenidos conceptuales que se "deben" aprender en un curso determinado y que dirige el conocimiento, discriminando lo "importante" de lo que no lo es.

Efectivamente, en muchos casos el libro de texto continúa marcando los tiempos en las aulas y supone un cómodo refugio para algunos docentes que siguen apostando por la educación tradicional, memorística, pasiva y adormecedora que tan buenos resultados da, sobre todo, al estado capitalista actual.

Los libros de texto en la sociedad del conocimiento

Sin embargo, guste o no, la sociedad sí que ha cambiado y sobre todo, la forma de acceder al conocimiento en la vida real, siendo diametralmente distinta a la de hace tan sólo 15 ó 20 años. La escuela parece haberse convertido en una burbuja antitecnológica, en una barricada analógica.