26 de junio de 2011

¿Y si no hay policía quién nos masacrará? ¿Spiderman?

Vaya por delante una pequeña explicación de lo peculiar del título. Haciendo de "voyeur" en uno de los miles de foros que por Internet hay diseminados, leía, hasta que el enfado me lo permitió, un hilo sobre la necesidad de la existencia de la policía y recuerdo que el último argumento que pude leer antes de entrar en cólera fue algo así como “¿Y si no existiera policía a quién llamarías para que te ayude? ¿a Spiderman?”.

La policía tiene asociada numerosas funciones y es cierto que en momentos puntuales incluso puede servir de ayuda, eso sí, habitualmente a unas persona más que a otras. Para un ciudadano le puede ser de utilidad, por ejemplo, para retirar un coche que ha aparcado en una zona para minusválidos; para señalizar un tramo en el que ha ocurrido un accidente de tráfico; para sacarse el pasaporte o para denunciar una agresión, aunque bueno, en este último ejemplo, si la agresión ha sido por motivos ideológicos, de odio o racistas a cargo de fascistas, tampoco suelen ser de mucha ayuda, y no por casualidad, ya que es frecuente que haya implicación de policías y militares, como en el impactante caso, por ejemplo, de Carlos Palomino. ¿Es necesario portar armas para realizar las funciones que acabamos de describir?

Pero seamos sinceros, ¿cuántas veces nos ha sido de ayuda la policía y cuántas veces nos ha reprimido, molestado y obstaculizado en nuestra vida y en nuestras reivindicaciones?

Pongamos las cartas encima de la mesa y seamos claros, la policía y sobre todo las unidades especializadas conocidas como antidisturbios (aunque oficialmente tienen distintos nombres dependiendo del cuerpo concreto al que pertenezcan) son los perros que protegen el status quo socioeconómico, garantizando la salvaguarda del capital y los privilegios de los poderes fácticos.

En no pocas ocasiones florecen argumentos de la necesidad policial para evitar el caos, para proteger la propiedad privada y para defender a la gente de bien de las personas malvadas. Esta visión hobbesiana de la sociedad del “homo homini lupus”, es la frecuente entre los conservadores y neoliberales que consideran al otro, al diferente, como malo por naturaleza, por ello, es necesario disponer de guardianes del orden (su orden), de la propiedad (su propiedad) y encarcelar a los inadaptados (según sus normas).
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