27 de septiembre de 2011

¿El 20-N? Yo ya lo tengo decidido: abstención y recuerdo

En un nuevo acto para legitimar la parodia democrática, la maquinaria estatal se acelera a marchas forzadas para comenzar de nuevo un proceso de manipulación electoral. Crisis sistémica galopante, privatizaciones express y exponenciales pérdidas de derechos son las notas dominantes de una realidad al que unos pocos intentan imponer sus reglas de juego basadas en el mercadeo, la homogeneización, la explotación y la irracionalidad.

Mientras el sistema capitalista muestra su verdadera cara de miseria y desesperación, el estado español se prepara para gastar ingentes cantidades de dinero en volver a convencer a sus súbditos de que la solución de sus males pasa por introducir una papeleta en una urna y así de paso, abandonar a su suerte el legítimo derecho de decidir sobre su propia vida. El estado siempre quiere lo mejor para nosotros, pensar se hace tan pesado que mejor que sean los “profesionales” los que lo hagan.

En el contexto político, la derecha llamada izquierda quema sus últimos cartuchos en un intento desesperado por agarrarse a las poltronas del poder que les sitúan en un lugar preferente del verdadero poder. La derecha llamada derecha muestra su jolgorio ante su probable victoria que les permitirá continuar con la aplicación de los designios del dios mercado, ser supremo y omnipotente que marca la voluntad de la casta política. Derecha e izquierda, izquierda y derecha, diferentes palabras y una misma realidad: el manifiesto interés egoísta por mantenerse en el poder gracias a sus huestes de zombies alimentados por carnaza de marketing mesiánico.

El hedor a podredumbre del basurero político y económico es indisimulable y sus cubos de basura, convertidos en urnas, recogen unas papeletas que pretenden convertirse en justificación de lo injustificable, de la desigualdad, la muerte y la injusticia social.

Para un anarquista lo realmente importante, ahora y siempre, no es un fragmento de falsa libertad, sino la lucha por la dignidad de los trabajadores, la revolución social y el comunismo libertario, una lucha enaltecida por uno de los más importantes referentes como trabajador y revolucionario, Buenaventura Durruti, del que precisamente el 20-N se cumplirán 75 años de su muerte en Madrid cuando luchaba y moría por ese mundo nuevo que llevamos en nuestros corazones.

19 de septiembre de 2011

¿Sabes lo que pretenden las políticas neoliberales en educación?

Introducción

La educación pública está en lucha. Disminución del presupuesto, recortes de derechos laborales, eliminación de puestos de trabajos, supresión de los procesos públicos de selección de docentes… esta es la realidad que estamos viviendo en el sistema educativo actual… y lo que queda por venir.

Esta situación no es más que un nuevo reflejo de aplicar la receta neoliberal al sistema educativo público. Desde hace años, y de forma paradójica, se da la circunstancia que para suplir los desajustes de esa maquinaria tan antihumana e imperfecta llamada capitalismo se ofrecen soluciones basadas en hacerla aún más ubicua y salvaje.

Como recordamos, fue en la crisis del petróleo de los años setenta y la posterior llegada a los gobiernos de Thatcher en Reino Unido y Reagan en Estados Unidos cuando el paradigma neoliberal se extiende por el mundo para intentar consolidarse como el pensamiento hegemónico, introduciendo la lógica mercantilista en todas las facetas de la vida.  El neoliberalismo será el gran inspirador en las políticas económicas a nivel mundial desde entonces, amplificando su dimensión a finales de los ochenta a partir del derrumbe del bloque soviético.

En su implantación jugaron un papel esencial los partidos conservadores y democristianos que compatibilizan el neoliberalismo más ortodoxo en la política económica con el conservadurismo en la política social y cultural. Sin embargo, la contradicción sobre el papel del estado en ambas tradiciones es más que evidente, ya que mientras el liberalismo pretende la supresión estatal hasta las mínimas expresiones para garantizar la propiedad privada, el conservadurismo fomenta un estado fuerte y presente que plante cara al “mal” e imponga sus valores basados en orden y tradición.

No obstante, hace tiempo que el neoliberalismo ha dejado de ser propiedad exclusiva de la derecha política y se ha ido incorporando de forma cada vez más notable en los planteamientos económicos de la izquierda socialdemócrata y reformista, como consecuencia de la tendencia homogeneizadora de las ideas económicas globales.